
CARPINTERÍA DE RIBERA
“Quien podría vivir en la tierra sino fuera por el mar”
Luis Cernuda
La construcción naval ha sido una piedra angular en el desarrollo de las civilizaciones a lo largo de la historia.
Son numerosos los proyectos relacionados con el patrimonio marítimo en el norte de Europa, en donde la demanda del oficio de carpintero de ribera se está expandiendo a otros muchos territorios. Igualmente, la navegación a bordo de embarcaciones tradicionales ha hecho crecer las oportunidades laborales en el campo de la construcción naval.
En Canarias, a mediados del siglo XVIII se produjo un auge constructivo que se vio beneficiado por la situación geográfica de las islas y las favorables condiciones del mar.
En el caso de la isla de la Palma, la construcción naval es un hito histórico insuficientemente conocido que explica en gran medida la actual idiosincrasia de la isla, ya que la intensa relación con Cuba tuvo lugar en el siglo XIX, época directamente conectada con el fenómeno de la construcción naval de grandes veleros para la línea americana en la isla.
Existe además en la Palma un patrimonio mueble único en España y Europa, en forma de planos, maquetas, medios cascos, manuales de construcción… que en su conjunto permiten conocer el desarrollo de esta actividad en la isla de La Palma en el siglo XIX.
También, la abundancia de madera, materia prima básica para la construcción de embarcaciones, era abundante en sus montes y ello permitió no solo que el oficio de carpintero de ribera y el del calafateador fueran muy demandados, sino que gracias a ello a la isla llegaron artesanos de madera, armadores y constructores navales que dejaron su impronta y un patrimonio material e inmaterial, testimonio hoy de la importancia que tuvo Santa Cruz de la Palma, su puerto, sus astilleros y toda la actividad comercial , migratoria y cultural, resultado de la construcción de embarcaciones.
A ello se suma el hecho de que fue Santa Cruz de La Palma, la ciudad que brilló, entre otros hitos, por tener el tercer puerto más importante del Imperio Español, el Primer Juzgado de Indias y un destacado prestigio en la construcción naval y carpintería de ribera, gracias principalmente a una saga de constructores navales, de ascendencia vasca, la saga Arozena, quienes a mediados del S.XIX, hicieron posible la construcción de más de un centenar de barcos de diverso tonelaje, que zarparon rumbo a América dedicados al comercio y a la carrera de Indias, trayendo a la isla riqueza y prosperidad que se prolongaría por espacio de algo más de un siglo.
Existen planos originales, únicos en el mundo, e información minuciosa y detallada sobre las técnicas y la labor realizada por este linaje de genios de la construcción naval que construyeron el futuro de miles de canarios que pudieron emigrar hacia América en busca de prosperidad.
Casi dos siglos después, será la primera vez que se construya en Canarias un barco del siglo XIX de manera fiel a la construcción naval y carpintería de ribera tradicional, basándose en uno de los planos originales, diseñado en 1860 por Sebastián Arozena Lemos en los astilleros de Santa Cruz de La Palma.
“Que el conocimiento no se pierda”
Agustín Jordán Romero, carpintero de ribera